Descripción del proyecto
Antes de iniciar el semestre, me parecía importante acercarnos al ejercicio de la repentina arquitectónica. Una repentina es un ejercicio rápido (de entre 8 a 12 horas de trabajo continuo) que busca distintos objetivos dependiendo de los alcances de la misma. Ya sea evaluar, diagnosticar, producir, investigar, el ejercicio nos serviría como mecanismo para obtener mediciones y resultados con respuestas rápidas. ¿Qué podía salir mal?
Cuando comenzó la contingencia, la prueba repentina estaba a punto de cancelarse, pues uno de los requisitos era que un estudiante se encontrara dentro de la institución para realizarla. Sin embargo, me puse a pensar en el ejercicio profesional, en cada vez que desarrollamos un proyecto, con alcances diversos pero con limitante del tiempo. Siempre se busca que sean las mejores presentaciones, los mejores proyectos, y trabajamos de forma remota con los equipos. No lo pensé mas, la prueba seguía, pero ahora de forma remota.
Venía una siguiente interrogante: ¿Cómo podemos monitorear los avances? ¿Cómo saber qué hace un estudiante, dónde lo hace y cómo lo hace? ¿Cómo poder fungir como el jefe de proyectos que monitorea 5, 10, 15 proyectos simultáneos? La respuesta me la dió Asana.
Asana es una plataforma que utilizo constantemente y me sirve para gestionar equipos de trabajo. Desde proyectos personales, hasta los proyectos del despacho, la aplicación me permite llevar un control de las actividades, y alojar los productos que se generan conforme el proyecto avanza. Así, solo restaba diseñar las instrucciones para los estudiantes y publicarlas con base en los proyectos de cada uno mediante Google ClassRoom.
En el transcurso del día, pudimos monitorear los avances y los alcances de cada una de las asignaciones. En el ejercicio profesional, cuando a un colaborador le asignamos una tarea (un dibujo, un calculo, una estimación) darle seguimiento remoto (a distancia) es una tarea compleja, pero para eso se desarrollan aplicaciones como Asana (existen otras como Slack, Trello que también gestionan equipos de trabajo) que nos apoyan en el seguimiento.
Otra de las ventajas fue recibir notificaciones conforme se desarrollaban las actividades a lo largo del día mediante la aplicación para celular. Así, cuando un estudiante concluía una tarea (plano, esquema, etc.), lo reportaba y compartía mediante la aplicación, yo recibía una notificación que me mostraba el alcance concluido, el producto entregado (un pdf, un plano), la hora de entrega y el avance del día.
Al final de la jornada (9pm) se completaba la prueba repentina y los alumnos entregaban los anteproyectos mediante Google Classroom.
Además de todos esos datos que se recabaron, incluyendo los proyectos (planos, renders) de los estudiantes, el acercamiento a pruebas rápidas, el uso de herramientas tecnológicas y el aprovechamiento de herramientas basadas en cloud computing serán -quizás- parte de las experiencias que un estudiante de arquitectura puede llevarse para su formación.
Al final del día creo que una de las mejores enseñanzas de la prueba es, como constantemente les digo a los estudiantes, afrontar el problema y buscarle una solución. Lo más sencillo era cancelar la repentina, pero las disposición de los alumnos, las ganas de explorar nuevas herramientas y el probar que podemos hacerlo, se antepusieron a situaciones complejas como elaborar un anteproyecto en menos 12 horas o una pandemia en proceso.