Cumplí la mayoría de edad en el año 2000, una época compleja e interesante marcada por dos hechos que definieron mucho lo que soy ahora. Por un lado me tocó hacer servicio militar (bola blanca, mala suerte, dijeran algunos), práctica que se realiza en México y que comenzó como una actividad de reclutamiento para las fuerzas militares, y que en los últimos años ha derivado en reclutamiento para servicio comunitario.

Cuando llegó el momento, el militar a cargo de nuestro grupo me preguntó:

“¿quieres barrer calles o enseñar?”.

“Enseñar”, dije sin dudarlo, y me fui a enseñar a leer y escribir a adultos en el Valle del Mezquital. Vi mi servicio militar como la oportunidad de ayudar.

El otro evento fue el proceso electoral para elegir Presidente de la República. Ese 2000 fue para nosotros, los de mi generación, la primera vez que usábamos nuestra credencial de elector. Acudí a las urnas emocionado y con un ánimo tremendo. La historia es ya eso, pero dejó muchas enseñanzas.

Un gran amigo cuestionó una fotografía que publiqué sobre la visita de Román Meyer a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo ante alumnos de arquitectura e ingeniería. Meyer (arquitecto y maestro en gestión urbana por la Politécnica de Cataluña) ha sido propuesto por Andrés Manuel López Obrador (el puntero, hasta el momento, de las encuestas) como opción para la Secretaría de desarrollo agrario, territorial y urbano. Fue invitado por la Universidad a impartir una conferencia sobre “los retos de las zonas metropolitanas en México” y, por supuesto, a presentar la plataforma política que abandera. Algo no tan fácil en un proceso electoral, ya que enfrentarte a estudiantes de licenciatura y posgrado no es nada sencillo. Sino, recuerden el caso de La Ibero y el #Soy132.

Quiero precisar algo: no es lo mismo los partidos políticos que política. Ahí es donde radica la diferencia, pues se nos ha olvidado que política proviene de politikós, que significa «de los ciudadanos». En algún momento se nos rompió el chip (o alguien quería que se rompiera) y dijo: política es un grupo de personas que tienen unas oficinas y buscan un puesto público. No, no estoy de acuerdo. Hoy más que nunca la política es de los ciudadanos.

La razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano y el hombre es el único animal que tiene la palabra (…) Pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto. Y eso es lo propio del hombre frente a los demás animales: poseer, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, y de los demás valores, y la participación comunitaria de estas cosas constituye la casa y la ciudad.

Aristoteles, Politica.

Manuel Castelles dice que los ciudadanos ya no militan en los partidos sino en los medios. Compartir, exigir, hablar, es parte de cualquier democracia. Las posturas, cualquiera que éstas sean, reflejan inevitablemente nuestra visión del mundo. Estar o no estar de acuerdo es un reflejo. Hablar o no hacerlo, es de la misma manera.

Antanas Mockus y Enrique Peñalosa supieron lo que es presentarse ante la Universidad Nacional de Colombia ante una comunidad universitaria (para ver cómo esto que les digo, vean el excelente documental Bogotá change).

Es innegable la cercanía de la arquitectura con la política. En cierta medida, como platico con mis alumnos, nuestra postura hacia la arquitectura es, en sí, una postura política. Casos como la Unión de Arquitectos Socialistas (UAS) de los años 30 en México, O’Gorman y un duro ensayo hacia el Departamento central (ahora Gobierno de la Ciudad de México) que alentaba la arquitectura colonial denostando la moderna, la creación del Campus de CU de la UNAM, hasta el conjunto urbano Presidente Alemán con un Pani y su cercanía con la esfera política.

a) Cartel de la Unión de Arquitectos Socialistas de México; b) Libro «Arquitectura y política» de Josep Maria Montaner y Zaida Muxí

Y como olvidar la postura dignísima de los Colegios de arquitectos en Hidalgo ante la intervención (y ausencia de cooperación) por las acciones que marcaron al Centro histórico, su paisaje e intervención.

¿Cómo estuvo el evento? Muy bueno. Pienso que los alumnos y participantes hicieron cuestionamientos válidos, sonrieron, se pusieron serios, dudaron. Salieron con certezas y dudas. Eso es excelente.

Un estudiante de arquitectura formulando una pregunta a los ponentes

Bienvenidos todos aquellos que quieran hablar y discutir con la comunidad universitaria. Bienvenida la apertura de la universidad a múltiples posturas y formas de pensamiento. Ojalá y muchas corrientes de pensamiento decidieran venir a nuestra universidad. Es momento de dejar de vender la idea de que organizarte y participar es únicamente «por un hueso». He visto (y admirado) a múltiples organizaciones hacer política, porque saben que hacer política, participar en política puede hacerse claramente y sin traicionar a tus ideales, fuera de los partidos. Así lo creo.

 

Sea cual fuera tu postura, es bastante bueno que la ejerzas. Si no lo haces y solo volteas la mirada, podríamos seguir dejando que otros decidan por nosotros. Como me precisó correctamente Everardo Chiapa: distinguir entre política y política pública, el escenario perfecto para involucrarnos e incidir.

En este proceso que se avecina, para bien o mal, la historia no los dirá. Pero al final será nuestra decisión. No debemos olvidar que con ello viene la gran responsabilidad de ser ese gran contrapeso del que hemos hablado en este blog: el ciudadano.